Los carbohidratos están compuestos de carbono, hidrógeno y oxígeno (Hickman, 1967); “estando estos dos últimos elementos [H y O] en la misma proporción en que se encuentran en el agua” (Jull, 1962). Sin embargo, “algunos carbohidratos constituyen excepciones a esta regla” (Hickman, 1967). También se conocen como hidratos de carbono o glúcidos.
Este grupo de nutrientes comprende los “azúcares, almidones, celulosas, gomas y otras sustancias afines” (Maynard, 1968), y son usados principalmente “como fuentes de energía química inmediata o almacenada” (Eckert, 1989); en otras palabras, aportan energía, grasa y fibra al organismo, que se gasta en los procesos vitales que lleva a cabo el Rizado. Como componente celular “constituyen hasta el 1% del protoplasma” (Hickman, 1967).
”Los hidratos de carbono no figuran, en general, como constituyentes del cuerpo del animal” (Jull, 1962); “exceptuando pequeñas cantidades de azúcar y glucógeno” (Maynard, 1968). No obstante, “forman la mayor parte de la ración que consumen las aves, pues constituye aproximadamente las tres cuartas partes de la materia seca de las plantas y los cereales” (Jull, 1962).
“Los hidratos de carbono se forman en las plantas mediante la fotosíntesis que es la reacción química más importante en la Naturaleza” (Maynard, 1968); proceso éste, mediante el cual, las plantas transforman la energía de la luz del sol en energía química.
Como hemos mencionado, las principales fuentes de carbohidratos son “los azúcares, los almidones y la celulosa hallados en las plantas y el glucógeno almacenado en los tejidos animales” (Eckert, 1989); aunque, “la celulosa que forma la fibra bruta de los alimentos no es buena fuente de energía en la alimentación” (Jull, 1962). En cambio, “la glucosa (también llamada dextrosa) es el hidrato de carbono más importante de los seres vivos y el glucógeno es la principal reserva de azúcares en los animales” (Hickman, 2002). Se encuentran, generalmente, en todos los granos con los que alimentamos al Rizado: alpiste, mijo, maíz, cebada, trigo y básicamente en la avena, así como, en frutas y lácteos.
Los carbohidratos o hidratos de carbono se suelen clasificar en tres grupos; “monosacáridos o azúcares sencillos; disacáridos azúcares dobles, y polisacáridos o azúcares complejos” (Hickman, 2002); y, cumplen diversas funciones, como “la energética, estructural, informativa y detoxificación” (Glez. Mañas, 2013), la detoxificación aparece en otros materiales consultados como ”liberación de toxinas”.
Para determinar la cantidad de carbohidratos que entran en la composición de los alimentos suelen dividirse en dos grupos “fibra bruta y extracto no nitrogenado” (Maynard, 1968). La fibra bruta de los alimentos, “consiste principalmente en celulosa y otros polisacáridos, que forman la estructura y la parte protectora de las plantas como el salvado de trigo y cascarilla de avena” (Maynard, 1968).
El extracto no nitrogenado “está integrado por los hidratos de carbono digestibles de los alimentos y comprende los azúcares, los almidones y la parte soluble de carbohidratos más complejos y es la diferencia entre el peso total del alimento y la suma de los pesos del agua, las cenizas, la fibra, las grasas y la proteína bruta” (Jull, 1962).