EL RIZADO DE PARÍS. Sus Uñas: Accidentes y Contratiempo.

12 abril, 2015 Posted by hnosgarciaramos

EL RIZADO DE PARÍS.  Sus Uñas

Accidentes y Contratiempo.

 

Fig. 1: El Rizado de París: sus uñas.

Fig. 1: El Rizado de París: sus uñas.

Los Rizados de París son vertebrados amniotas de sangre caliente, caracterizados por tener el cuerpo cubierto de plumas rizadas, un pico como boca, las extremidades anteriores modificadas como alas para el vuelo, es decir, para saltar entre los travesaños de la jaula, y  las extremidades posteriores o inferiores adaptadas al  tipo de la raza, tal como menciona su estándar (fig.1). 

Lombardini (1974) divide las extremidades posteriores en patas, píes y dedos. Las patas deben ser corpulentas, musculosas y emplumadas (pantalones); los pies deben ser fuertes, grandes y moderadamente separados; y los dedos estarán articulados de manera que garanticen un control adecuado del saltadero o posadero además de estar “equipados con largas uñas normalmente trenzadas en sacacorchos” (fig. 2).

Fig. 2: Uñas delanteras del parisino.

Fig. 2: Uñas delanteras del parisino.

Fig.2: Uña dedo pulgar.

Fig.2: Uña dedo pulgar.

Para el CNJ/FOCD y OMJ/COM, las patas deben ser largas y fuertes, muslos cubiertos de largas plumas y dedos con gruesas uñas; la  uña del pulgar al menos torcida en forma de tirabuzón” (fig. 3),  admitiendo también uñas normales en los dedos delanteros (fig. 4).

Fig. 3. uña pulgar torcida

Fig. 3. uña pulgar torcida

Fig. 4. Uñas delanteras normales.

Fig. 4. Uñas delanteras normales.

Esta característica morfológica del estándar, las uñas, algo tan  insignificante en la mayoría de las razas de canarios, presenta, en los Rizados de París, un problema bastante descorazonador, generando cierto desaliento en los aficionados que crían la raza. Esto se debe a que, en la mayoría de los casos, deriva en una situación de difícil solución, como, por ejemplo, el  impedimento para participar en los concursos.

Este problema, rotura o pérdida de una o varias uñas, ocurre los días anteriores o posteriores al destete. A pesar de ello, este accidente se manifiesta también por diferentes motivos a lo largo de la vida del Parisino (fig.5-6), resultando, en algunos momentos, bastante preocupante para el criador. Su origen suele atribuirse a una carencia de calcio, a falta de algún nutriente o a una debilidad congénita de la raza debido a que esta anomalía sólo se produce en la postura pesada rizada, principalmente en el Parisino y AGI. Sin embargo, en el curso de los últimos años, hemos observado que, tanto la pérdida como la rotura, no mantienen una relación única y exclusiva con el principio aceptado como fuente del problema.

FIG. 3: Uña partida

FIG. 5: Uña partida 

Fig.5: Uña caída.

Fig.6: Uña caída.

Por ello vamos a exponer y desarrollar una serie de supuestos que conducen a un conocimiento, más claro y exhaustivo, acerca de la influencia que tienen diversos factores naturales y del entorno, para incidir de manera negativa sobre las uñas, causando su rotura o pérdida:

  • Uñas partidas o desprendidas, como resultado de su estructura.
  • Uñas partidas o desprendidas, como consecuencia de quedar enganchadas en las rejillas de las jaulas o en otros utensilios.
  • Pérdidas de uñas como consecuencia del contacto directo de dedos y uñas del Parisino con el papel de periódico, los excrementos y la arena absorbente que utilizamos en las bandejas.
  • Pérdida de uña o uñas, como fruto de una infección ocasionada por los excrementos adheridos a dedos y uñas en los nidales; dando lugar, en algunos casos, a que la perdida ocurra antes del destete, y en otros casos, se caigan al poco tiempo de separados.
  • Pérdidas de uñas durante el periodo de máxima humedad en el aviario, y
  • Pérdida de uña o uñas por la picadura de algún insecto.

Un análisis basado en el estudio de la característica “uñas” del apartado “patas, cola, ala” del estándar CNJ/OMJ y de las transformaciones experimentadas en el tiempo por la raza, presenta como resultado, en cuanto a su estructura, un Primer supuesto: que las uñas delanteras de los parisinos muestran, generalmente, tres diseños bien diferenciados dependiendo de su longitud, de su constitución (fuertes y gruesas) y de su configuración (forma), dicho de otro modo, de la “estructura” que van tomando desde la raíz.

El primer diseño (fig.7) corresponde a la uña ideal o clásica de los dedos delanteros. Uñas largas y curvadas, dobladas como un sacacorchos desde el primer año. Por su tamaño y forma, son difíciles de conseguir y fáciles de romper al contacto con las rejas y utensilios de las jaulas. Rotura causada, principalmente, por su carácter nervioso y asustadizo.

Fig. 7: Uña ideal o clásica de los dedos delanteros.

Fig. 7: Uña ideal o clásica de los dedos delanteros.

Las que pertenecen al parisino de la figura 8, segundo diseño, se asemejan tanto en longitud como en forma y en constitución, a las uñas de los canarios de las distintas variedades (canto, postura, color, etc.) que crían los aficionados. Generalmente, no sufren rotura sino pérdida, producida por falta de higiene, de prevención y de contaminación ambiental.

Fig.8: Uñas de canarios (postura lisa y rizada)

Fig.8: Uñas de canarios (postura lisa y rizada)

En cambio, las uñas del tercer diseño presentan cierta sinuosidad que hace posible la rotura o el desprendimiento de su funda, con el posterior sangrado (fig.9); rotura causada, principalmente, por la curvatura que presentan las uñas, las cuales, se enganchan fácilmente en las rejillas o utensilios de las jaulas. Este diseño, en la actualidad, es el más generalizado y típico de la raza, o lo que es lo mismo, el que más presencia tiene en aviarios y concursos. Su curvatura o sinuosidad continúa creciendo y desarrollándose de manera progresiva hasta tomar la forma o el aspecto de un tirabuzón o un sacacorchos, igualando a la uña ideal o clásica. Pueden ser consideradas como un subproducto de este tipo de uñas.

Fig. 9: Uñas con sinuosidad.

Fig. 9: Uñas con sinuosidad.

El Segundo supuesto que planteamos corresponde a uñas partidas o desprendidas, como producto de quedar enganchadas en las rejillas de las jaulas o en otros utensilios. Sucede, mayormente, cuando destetamos a los Parisinos, y los introducimos en amplios jaulones (de, aproximadamente, un metro). Su carácter, nervioso y asustadizo, ocasiona en el interior del jaulón un revuelo alocado con gran agitación, que trae, en bastantes casos, la rotura o el desprendimiento de alguna uña. Cuando la rotura ocurre a mitad de la uña, conocida como uña partida, el problema es menor y tiene fácil solución, la uña vuelve a crecer (fig.10), aunque, en su primer año, no alcanza el tamaño deseado. Su crecimiento es bastante lento, y depende del tiempo transcurrido desde la rotura, de la fecha del concurso y de su programa genético. A pesar de lo cual, no existe impedimento alguno para que el parisino no pueda concursar; “motivo de descalificación, uñas rotas excepto en PARISIEN,…....”.

Fig. 10: Uña partida, dedo pie derecho.

Fig. 10: Uña partida, dedo pie derecho.

En caso de que a la rotura de la uña le acompañe un desprendimiento con sangrado en la raíz, o sea, el Rizado de París ha perdido la funda de la uña que es la cutícula más dura y ha quedado la base que cubre la falange distal del dedo conservando la raíz, la uña tiene posibilidades de salir; pero no siempre reúne las condiciones adecuadas, así como tamaño y forma propios de la raza, características éstas esenciales para los concursos. Pero si, a pesar de ello, la uña se desarrolla de manera aceptable (fig.11, pie izquierdo), el parisino puede participar en cualquier concurso/exposición, como hemos mencionado anteriormente. En cambio, hay casos en los que incluso tomando la uña un tamaño bastante pasable para concursar, presenta un aspecto irregular y deformado (fig.11, pie derecho), que lleva a los jueces a penalizar este apartado del estándar en su característica uñas.

Fig. 11: Uñas con fisonomía aceptable y fisonomía irregular.

Fig. 11: Uñas partidas con fisonomía aceptable y fisonomía irregular.

En el supuesto caso de que no conservara la raíz sino que se desprendiera o arrancara posteriormente, se formaría en la punta del dedo o dedos un muñón que imposibilitaría concursar al Parisino (fig.12). Según el estándar, “motivo de no enjuiciamiento: pájaros falta de dedos o uñas”.

Fig. 12: Parisino con falta de uña.

Fig. 12: Parisino con falta de uña.

La solución adoptada para prevenir y evitar el revoloteo asustadizo, tanto de uno como de varios parisinos, ha sido suprimir su paso por el jaulón, colocándolos directamente en jaulas individuales de muda. Con este cambio, hemos observado que, tanto la rotura como el  desprendimiento de uña o uñas son nulas, aun teniendo las jaulas como base una rejilla metálica (fig.13). Asimismo, procuramos que los parisinos bajen lo menos posible al piso de las jaulas, para evitar el contacto con la rejilla y los excrementos. Para ello, la mezcla, la pasta, la lechuga y el agua están en alto, al mismo nivel que los saltaderos o pasaderos.

Fig.13: Jaulas con su rejilla.

Fig.13: Jaulas con su rejilla.

En relación al Tercer supuesto, siempre culpabilizamos la caída o desprendimiento de uña o uñas a las rejillas del piso por lo que decidimos quitarlas de las jaulas de metro y de muda. En su lugar, colocamos papel de periódico y arena en las bandejas (fig.14); el resultado fue catastrófico. Cuando fuimos a trasladar, en distintos momentos, a los Parisinos, del jaulón a las jaulas de muda, así como a inspeccionar los rizados ya colocados en sus jaulas individuales, siempre aparecían uno o dos parisinos sin uñas en algún dedo, mostrando un muñón duro, seco y áspero (fig.15). Dudando de que la pérdida de uñas fuera producto de lo anteriormente expuesto, decidimos, años después, retornar al periódico y la arena; los resultados volvieron a ser desalentadores. Esto nos llevó a pensar que la caída o desprendimiento de las uñas se debe única y exclusivamente a infecciones adquiridas al contacto de los dedos y uñas con la arena, el papel y los excrementos.

Fig.14: Bandeja con papel y arena.

Fig.14: Bandeja con papel y arena.

Fig.15: Dedos con falta de uñas.

Fig.15: Dedos con falta de uñas.

Concluimos que, para solucionar el problema sugerido en este supuesto, era mejor emplazar de nuevo las rejillas en jaulas y jaulones para evitar, de este modo, un contacto prolongado de dedos y uñas con los agentes contaminantes que puedan generar los excrementos, la arena y el papel y que tan nocivos son para esta característica del estándar

El Cuarto supuesto que planteamos es consecuencia de una higiene deficitaria, tanto en las jaulas de cría como en sus nidales. La abundancia de excrementos, caldo de cultivo de hongos, bacterias y ácaros, en los nidos y piso de las jaulas, resultan ser un factor de alto riesgo que debemos tener muy en cuenta porque se adhieren a dedos y uñas de los pichones, aumentando las posibilidades de un pichón parisino de contraer una “infección” con la correspondiente caída o desprendimiento de la uña así como otros problemas de salud. Esta caída tiene lugar, indistintamente, antes o después del destete; dependiendo, posiblemente, del  desarrollo clínico de la infección. Para evitar este problema, en los últimos años, cambiamos o limpiamos de manera asidua los nidales sucios y posiblemente contaminados; pero solo, hasta el momento en el que los pichones asustados puedan echarse fuera del nido. Su abandono prematuro los llevaría a un retardo en su desarrollo y crecimiento, como resultado del desamparo que sufren al alejarse de su medio más calórico y natural, el nido con sus padres; para pasar a convivir en un medio más hostil, la rejilla de la jaula.

Una vez que los pichones de Parisinos saltan del nido y están a punto de ser separados de sus padres, inspeccionamos sus dedos y uñas; a continuación, los lavamos y limpiamos con un antiséptico cuyo principio activo es el yodo, con resultado bastante satisfactorio. Tarea que realizamos un par de veces antes de comenzar la muda.

A menudo, en el momento mismo del destete, durante el proceso de lavado y limpieza de dedos y uñas, tiene lugar la perdida de alguna de ellas. Incidente que, aunque no generalizado, pone de manifiesto la necesidad fundamental de limpiar nidales además de dedos y uñas al poco de saltar del nido y durante los días previos al abandono de sus jaulas de cría.

En nuestro aviario, a finales de diciembre y durante los meses de enero y febrero, la humedad llega, durante el día, a valores que oscilan entre el 88 y 92%. Por lo que, a partir de diversas observaciones realizadas, hemos considerado a la “humedad” como el Quinto supuesto que contribuye a la caída de una o varias uñas impidiendo así la participación de algunos ejemplares de calidad en el Mundial.

Este supuesto, más que caída o desprendimiento, vamos a desarrollarlo como extirpación o amputación de la uña por parte del mismo parisino. Durante el periodo de máxima humedad, como resultado de la suciedad que puedan contener de manera residual palos y rejilla, proliferan libremente algunos gérmenes (hongos) por las jaulas, ocasionando en bastantes casos alguna infección localizada en dedos y uñas. Infección, que por otra parte, se presenta de forma encubierta y sólo la percibimos cuando se encuentra en un estadio bastante avanzado a través del picoteo que realiza el Rizado sobre la anilla o dedo; mostrándose de manera más insistente cuando lo sacamos del aviario.

Fig.16: Dedo pulgar con uñero.

Fig.16: Dedo pulgar con uñero.

Una vez que el Rizado se encuentra en contacto con el sol, parece que se acelera este malestar en el naciente de la uña, de tal manera que comienza a picotearse agresivamente. Este trance o suceso conduce inevitablemente al desprendimiento de la uña desde su raíz, con el correspondiente sangrado y posterior formación de un muñón.

Sin embargo, en la figura 16 se muestra un crecimiento anormal de la uña trasera en forma de uñero, aun después de haber concluido, a través de nuestras observaciones visuales, que el parisino había perdido su raíz. Esto nos hizo pensar que conservó algo de raíz y que fuimos engañados por nuestros ojos; circunstancia que nos llevará a realizar futuras observaciones con aparatos adecuados y propios para tales fines. En la figura 17 podemos visionar como la uña del dedo pulgar presenta un aspecto irregular y deforme, que nada tiene que ver con la estructura de las uñas pulgares de las figuras 2-3, aunque tenga una longitud aceptable.

Una de las soluciones que tomaremos en consideración, para evitar el desarrollo de microorganismos por la humedad en estos meses del año, es la utilización de un deshumificador. Pensamos que no sólo evitaríamos la proliferación de hongos y bacterias, sino también otro suceso importante: el viso de suciedad que se presenta en plumas amarillas y blancas. Este viso impide a muchos parisinos concursar en el Mundial por su baja calidad en cuanto a pluma, presentándose ésta, sucia y descuidada.

El Sexto supuesto, no menos importante, es cuando sobre el dedo próximo al nacimiento de la uña aparece un pequeño grano o vesícula de color rojizo, que bien puede ser una viruela cutánea (benigna) o una picadura de mosquito u otro insecto. En sí, la lesión no es importante pero se agrava cuando genera infecciones secundarias de bacterias y hongos provocando que el Parisino picotee la lesión, lo que ocasiona en la mayoría de los casos perdida de la uña.

Este picoteo sobre la vesícula también se produce cuando intentamos curarla. Para ello, utilizamos algún antiséptico en forma líquida o pomada (ungüento) sobre el área afectada (dedo-uña). Pues bien, hemos observado que el contacto del desinfectante con la vesícula, acrecienta en el parisino la necesidad de picotearla; generando, en la mayoría de los casos, la pérdida total de la uña (fig.15) y la formación de un muñón que permanece rojizo bastante tiempo.

Por todo lo mencionado, podemos llegar a la conclusión, de que el origen de la pérdida o rotura de alguna uña o uñas por parte del parisino, no depende sólo de una debilidad congénita o de la carencia de algún nutriente, como generalmente suele manifestarse, sino, sobre todo, puede o debe atribuirse a diversos motivos como una mala praxis, a la casualidad o ambas cosas a la vez.

Como resultado de nuestro estudio, la rotura o desprendimiento de una o varias uñas dependen de diversos motivos como rejillas inadecuadas, utensilios inapropiados en jaulas y jaulones, varios parisinos en una misma jaula o jaulón, su carácter nervioso y asustadizo,… Aunque, fundamentalmente, el desprendimiento o caída radica en la etapa donde se relega la higiene y profilaxis a un segundo plano. La falta de higiene protagoniza el mayor contratiempo a la raza porque limita su normal desarrollo, es decir, imposibilita su participación en los concursos, finalidad última.

Por ello, debemos evitar todo aquello que es nocivo, tanto mecánico como biológico, generado eventualmente por el medio en que se encuentran nuestros Rizados de París y AGI, para, de esta manera, impedir tanto la rotura como el desprendimiento o caída de las uñas de nuestros Rizados.

En la mayoría de los casos, la rotura de la uña o uñas se produce con desprendimiento de su funda, que es la parte cuticular más dura, dejando al descubierto su raíz, que presenta un flujo de sangre bastante fluido y abundante. Es probable que tengamos que contener la hemorragia y evitar una posterior infección.

Para su limpieza y desinfección, debemos utilizar en el momento de la rotura un antiséptico con la sustancia yodo como principio activo, para mantener una buena higiene en dedos y uñas. Para contener el flujo de sangre nada mejor que utilizar el “lápiz de nitrato de plata”.

Como remedio rápido y casero, podemos utilizar el pimentón o sumergir la uña afectada en vinagre y sal. El vinagre es astringente, es decir, produce sequedad y encogimiento en los tejidos orgánicos disminuyendo la hemorragia; y  la sal endurece y seca la zona.

En resumen, la rotura o perdida de algunas uñas, en bastantes casos, deja de ser un suceso eventual involuntario porque podemos poner mucho de nuestra parte para solucionarlo y no convertirlo, por una mala praxis, en un suceso inoportuno que obstaculiza o impide el camino del éxito de algunos parisinos.

Fig.17: Uña dedo pulgar irregular y deforme. Se puede apreciar que su formación córnea no es kla propia de la uña de un rizado, es decir, presenta un aspecto degenerativo

Fig.17: Uña dedo pulgar irregular y deforme. Se puede apreciar que su formación córnea no es la propia de la uña de un Rizado, es decir, presenta un aspecto degenerativo.

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